Las necesidades de sueño, si bien pueden variar con la edad, siempre resultan esenciales para nuestra salud física y mental. Una privación de sueño nos expone a diferentes desafíos a lo largo de la vida: puede ocasionar deficiencias en el procesamiento cognitivo en los niños y aumentar el riesgo de caídas en las personas mayores. Además, el insomnio puede ser persistente y complicar otros problemas de salud existentes. Por tanto, es crucial entender cómo el fomento del sueño puede desencadenar una serie de efectos positivos en nuestra salud a lo largo de toda nuestra vida.
Necesidad del sueño: una constante vital
En cada etapa de la vida, el sueño es imprescindible para nuestra salud mental, cognitiva y física. Esta realidad subraya que un sueño adecuado es una necesidad básica de la vida, al igual que el agua fresca, los alimentos nutritivos y el aire limpio. El incumplimiento de estas necesidades en cualquier etapa de la vida puede desencadenar una reacción parecida a una respuesta de amenaza, como un episodio de pánico.
A pesar de ello, cada etapa de la vida presenta sus propios desafíos para dormir: el niño que se resiste a la hora de dormir, el adolescente que se queda despierto hasta tarde y el adulto mayor que se despierta con frecuencia. Al igual que muchas regiones del mundo carecen de agua potable, alimentos nutritivos y aire limpio, el sueño suficiente también puede ser un recurso escaso.
Trastornos del sueño debido a un mal descanso
Sin embargo, lo que diferencia al sueño de otras necesidades básicas es que es particularmente susceptible a nuestra psicología. Aunque el sueño es principalmente biológico, su expresión requiere de nuestro influjo. Muchos trastornos del sueño se derivan de ciclos de estrés en los que no logramos encontrar el equilibrio adecuado entre permitir que el sueño llegue de forma natural y tratar de forzarlo. Cuando tenemos dificultades para realizar una función que parece que debería ser automática, podemos sobreexcitarnos y estresarnos. Este estrés puede crear un círculo vicioso que interfiere con el sueño y los efectos adversos para la salud se acumulan con el tiempo. Contaminamos este proceso biológico por nuestra desesperación por corregirlo. Es como las personas que comienzan a hiperventilar cuando piensan demasiado en su respiración.
Comprender la importancia del sueño en cada etapa de la vida y sus desafíos correspondientes puede ayudarnos a apreciar la magnitud del problema y a buscar las soluciones adecuadas. En este sentido, uno de los primeros pasos para mejorar la calidad de nuestro sueño es garantizar un entorno de descanso adecuado, y aquí es donde entran los colchones de Dormidán. Nada como un colchón de alta calidad, cómodo y asequible para ayudarnos a dormir mejor cada noche. ¿Por qué no visitar nuestra tienda online y descubrir nuestra increíble gama de colchones baratos de Dormidán? Su sueño merece lo mejor. Haz clic aquí para mejorar tus noches con Dormidán.
¿Por qué es importante desarrollar buenos hábitos de descanso?
Durante la infancia, el sueño es crucial para el desarrollo cognitivo, ya que los bebés duermen una cantidad considerable de horas, con largos y frecuentes períodos de sueño. A medida que los bebés duermen, sus cerebros se desarrollan, fortaleciendo las conexiones entre los hemisferios y procesando las experiencias en recuerdos. Es fundamental apoyar un sueño saludable creando rutinas constantes y tranquilizadoras alrededor del sueño.
A medida que los niños crecen, necesitan suficiente sueño a medida que experimentan una aceleración continua en el aprendizaje. Es esencial continuar creando un horario alrededor del sueño, lo que ayudará a los niños a establecer su independencia en su rutina de sueño.
Durante la adolescencia, los ritmos circadianos comienzan a desviarse hacia horarios más nocturnos. Aquí, es esencial ayudar a los adolescentes a crear hábitos de sueño positivos y a entender la importancia de dormir lo suficiente.
La etapa adulta trae consigo una variedad de factores que pueden comprometer la calidad del sueño, incluyendo la apnea del sueño, la perimenopausia y menopausia, y el síndrome de piernas inquietas. Durante esta etapa, es crucial contrarrestar los trastornos del sueño estableciendo nuevos hábitos y cambiando la narrativa. La terapia cognitiva conductual es un tratamiento basado en la evidencia que nos permite replantear los obstáculos para dormir.
Finalmente, durante la vejez, los adultos mayores tienden a dormir con facilidad, pero se despiertan con más frecuencia durante la noche y tienen un despertar final bastante temprano. En esta etapa, un enfoque no farmacológico basado en la evidencia, como la terapia cognitiva conductual, es una opción eficaz y atractiva.
En conclusión, a lo largo de toda nuestra vida, el sueño es una necesidad básica para nuestra salud mental, cognitiva y física. Es esencial entender y abordar los desafíos que enfrentamos en cada etapa de la vida para asegurarnos de obtener un sueño suficiente y de calidad.